Obtener una tarjeta de crédito puede ser una ventaja en ciertas ocasiones, como cuando se va a realizar una compra urgente, y no se dispone de dinero en efectivo. Pero, se debe tener cuidado al contratar este servicio, ya que no todas las tarjetas funcionan de la misma manera: algunas pueden tener un comportamiento un tanto peligroso para tus finanzas. Sí, estamos hablando de las temidas tarjetas revolving.
Este tipo de tarjetas tienen la particularidad de funcionar como un crédito al consumo, tener altas tasas de interés, y ser muy difíciles de pagar en su totalidad, si se dejan acumular los plazos. A continuación, te explicaremos en detalle cómo operan, y, si posees una, el cuidado que debes tener para su manejo.
Cómo funcionan las tarjetas revolving
A pesar de tener un formato de tarjeta, este producto financiero funciona como un crédito al consumo, o crédito personal, por lo que los pagos se realizan en cuotas que se fijan con el banco.
¿Qué significa esto? Que puedes aplazar los pagos y simplemente acordar con el banco qué tarifa vas a pagar todos los meses, a diferencia del uso de una tarjeta de crédito tradicional, donde hay una fecha estipulada a fin de mes para pagar el monto en su totalidad, sin intereses.
Podría decirse que las tarjetas revolving son como un fondo extra de dinero que puedes usar hasta agotar, y reestablecer poco a poco, a medida que se paga, con el peligro de que los intereses que se pueden generar sean muy elevados, si se aplazan demasiado las fechas de pago.
Formas de pago de las tarjetas revolving
Este tipo de tarjetas tiene básicamente dos formas de pago estipuladas al momento de adquirirse: la primera, en donde se paga un porcentaje del total de la deuda mes a mes, y la segunda, en donde se paga una cuota fija que no depende del total de la deuda, pero sí de unos máximos y mínimos establecidos.
Para el primer caso, el porcentaje puede variar, de acuerdo con lo que se adeude. Por ejemplo, si se acuerda que el cliente paga el 10%, se calcula ese porcentaje de la cantidad que se tenga en deuda, para realizar el pago.
Para la segunda opción, se establece una cuota (generalmente baja) para pagar cada mes, independiente de la cantidad que se adeude, lo que puede provocar que los intereses sean muy elevados, porque al ser un monto bajo, el pago se puede extender por un periodo de tiempo muy prolongado.
¿Cuál es el peligro de las tarjetas revolving?
Aunque se puede pensar que el máximo peligro de este tipo de tarjetas es que funcionan como un crédito al consumo, incentivando las compras inmediatas y el gasto no meditado, en realidad su verdadero peligro se esconde en los altos intereses que se aplican.
Al existir constantemente una deuda en la tarjeta, siempre se van a generar unos intereses para nada despreciables, y su acumulación es lo que causa la imposibilidad de pagar la deuda. De hecho, muchos clientes de este tipo de tarjeta terminan pagando más intereses que dinero en préstamo, lo que los lleva a situaciones de insolvencia.
A lo anterior, se le suma un riesgo muy delicado para los compradores impulsivos: este tipo de tarjetas permiten realizar compras sin tener saldo, pero una vez se va pagando el crédito cada mes, se va restituyendo la capacidad de endeudarse. En otras palabras, es altamente probable caer en un círculo de sobre endeudamiento, que restrinja la posibilidad de acabar con la deuda.
Tener cuotas muy bajas de pagos, e intereses acumulándose, son una mezcla muy arriesgada, que pueden hacer que la situación se salga de las manos, y se eleve la deuda a una cantidad impagable, en un lapso de tiempo relativamente corto.
¿Qué intereses tienen las tarjetas revolving?
Cuando se contrata este tipo de tarjeta, las cuotas para realizar los pagos son, aparentemente, muy módicas. Pero lo que hay detrás de ello, son las altas tasas de interés, que no permiten hacer que la deuda baje, a pesar de realizar puntualmente los pagos.
Si se aplazan los pagos de la deuda, los intereses pueden ser aproximadamente del 18% al 20% de la Tasa Anual Equivalente (T.A.E), e incluso, en algunos casos, pueden superar esta barrera, lo que hace que muchos usuarios pidan reclamaciones ante los bancos.
Usar las tarjetas revolving de manera responsable
Incluso con todo lo mencionado, existe una forma de hacer uso de este tipo de tarjetas de manera responsable, y se trata de pagar a fin de mes toda la deuda, o la máxima cantidad de esta, para que funcionen como una tarjeta de crédito tradicional, sin generar altos intereses.
Normalmente los bancos no van a mencionar este beneficio, sino que harán énfasis en la “comodidad” de poder pagar mucho después, y a cuotas muy bajas. Pero, como se explicó anteriormente, esos pequeños montos esconden los intereses altos, de los que se lucran las entidades financieras.
Es importante resalar que el uso de estas tarjetas debe darse bajo casos muy específicos, como compras muy puntuales que sean de vital importancia, y que no puedan hacerse en el momento con otro medio de pago.
Algo que también ayuda a usar adecuadamente este tipo de tarjetas, es el hecho de llevar un control de gastos, ya bien sea con un archivo personal, o con aplicaciones móviles. Esto hará que puedas medir de forma oportuna la cantidad de ingresos y egresos, conocer a fondo tus finanzas, y evitar compras impulsivas e innecesarias.
En conclusión, las tarjetas revolving son una opción que debe usarse con mucha precaución, ya que su empleo desmedido puede generar situaciones de insolvencia de forma muy rápida. Si has tenido casos de pagos reiterativos y en exceso con este tipo de tarjeta, existe una forma de reclamación, gracias a la ley de Azcárate (o Ley de Usura). Contáctanos, y analizaremos tu caso, para ayudarte, e indicarte los pasos a seguir.