"Tener altas deudas es una circunstancia bastante compleja y dejar pasar las cuotas sólo traerá más problemas, el historial no desaparecerá y los intereses seguirán acumulándose."
27 diciembre 2021
Picture of Asociación Española de Afectados por la Deuda
Asociación Española de Afectados por la Deuda

Somos una asociación sin ánimo de lucro que ofrecemos información gratuita a las personas afectadas por sobreendeudamiento, embargos y/o subastas.

Enfrentar una situación de sobreendeudamiento sin bienes que respalden las obligaciones financieras puede convertirse en un desafío angustiante. La falta de recursos para hacer frente a las deudas puede generar un círculo vicioso de intereses acumulados, avisos de impago y, en algunos casos, consecuencias legales.

Sin embargo, existen diferentes estrategias que pueden ayudarte a salir de esta crisis y recuperar tu estabilidad financiera. Dependiendo de tu situación, podrías renegociar los términos de pago con tus acreedores, optar por la reunificación de deudas o, en casos más críticos, acogerte a la Ley de Segunda Oportunidad, un mecanismo legal que permite incluso la cancelación total de ciertas deudas.

Pero antes de tomar cualquier decisión, es fundamental diseñar un plan financiero realista, evaluando con precisión tus ingresos, gastos y compromisos económicos. Además, si la insolvencia es total, contar con asesoramiento especializado puede marcar la diferencia entre agravar la situación o encontrar una solución efectiva.

A lo largo de este artículo, exploraremos en detalle las alternativas disponibles para afrontar las deudas sin bienes, sus ventajas y riesgos, y los pasos que puedes seguir para recuperar el control de tu economía.

¿Qué pasa si dejo de pagar mis deudas?

Dejar de pagar las deudas no es una solución, sino el inicio de una cadena de problemas financieros que pueden agravarse con el tiempo. Aunque muchas personas creen que con el tiempo sus deudas desaparecerán, lo cierto es que los impagos dejan una huella en el historial crediticio, lo que puede limitar el acceso a financiación en el futuro.

Cuando una deuda no se paga en la fecha establecida, se generan intereses de demora, que aumentan progresivamente el importe total adeudado. Esto hace que, con el paso del tiempo, la cantidad a pagar sea mucho mayor que la deuda original. Además, dependiendo de la entidad acreedora, podrían añadirse comisiones por impago o penalizaciones que encarezcan aún más la deuda.

A medida que los impagos se acumulan, el acreedor intentará recuperar el dinero a través de diferentes vías, como:

  1. Notificaciones y avisos: Inicialmente, la entidad bancaria o el acreedor enviará recordatorios y avisos de pago.
  2. Inclusión en listas de morosos: Si la deuda sigue sin pagarse, es probable que el deudor sea incluido en ficheros de morosidad, como ASNEF o RAI, lo que dificultará la contratación de nuevos préstamos, tarjetas de crédito o incluso la firma de contratos de servicios como telefonía o suministros.
  3. Reclamación judicial o extrajudicial: En deudas más elevadas o prolongadas, los acreedores pueden recurrir a despachos de cobro o incluso interponer una demanda judicial para embargar cuentas bancarias, salarios o bienes del deudor.
  4. Venta de la deuda a terceros: En algunos casos, las entidades financieras venden la deuda a empresas de recobro, que pueden aplicar estrategias más agresivas para exigir el pago.

¿Qué sucede si no tengo bienes para responder?Si el deudor no cuenta con bienes embargables ni ingresos suficientes, las consecuencias pueden ir desde la acumulación indefinida de intereses hasta la imposibilidad de acceder a créditos o servicios esenciales. Sin embargo, en casos de insolvencia total, existen mecanismos legales como la renegociación de la deuda, la reunificación de pagos o, en última instancia, la Ley de Segunda Oportunidad, que permite la cancelación de deudas bajo ciertas condiciones.

Por todo ello, si te encuentras en una situación de impago, lo recomendable es actuar cuanto antes para evitar que la deuda se agrave y buscar asesoramiento para encontrar la mejor solución posible.

Qué hacer si no puedo pagar mis deudas y no tengo bienes

Aquí se pueden presentar dos escenarios: el primero es de las personas que ya han liquidado todos sus bienes (como el coche, o la vivienda, etc.), y continúan sin poder abarcar la totalidad de sus deudas. El segundo escenario es de las personas que poseen algún tipo de deuda, pero nunca han tenido propiedades inmuebles, u otro tipo de bienes.

Los primeros seguramente ya han tenido que sortear embargos o acuerdos de pago, por lo que la mejor opción es acogerse directamente a la Ley de la Segunda Oportunidad, que les da la posibilidad de cancelar hasta el 100% de las deudas por vía judicial.

Para los segundos, las mejores opciones son las de renegociar las deudas con las entidades crediticias o acreedores, buscar opciones de reunificar todos los compromisos financieros, o realizar un préstamo que salde todo lo adeudado, como te lo explicaremos a continuación.

Renegociar la deuda

Cuando una persona enfrenta dificultades para pagar sus deudas, una de las mejores estrategias es negociar directamente con los acreedores. Actuar con anticipación y mostrar voluntad de pago puede abrir la puerta a acuerdos más flexibles y evitar sanciones más severas. En estos casos, los acreedores suelen estar dispuestos a modificar ciertas condiciones para garantizar la recuperación del dinero, aunque sea en un plazo más largo o en términos distintos a los originalmente pactados.

Renegociar la deuda puede implicar varias modificaciones en los términos del contrato. Una opción común es la ampliación de plazos, que permite reducir el importe de las cuotas mensuales a cambio de un tiempo de pago más extenso. También es posible solicitar una reducción en la tasa de interés, lo que disminuiría el coste total de la deuda. Otra alternativa es la carencia de pago, donde durante un tiempo determinado solo se pagan los intereses sin abonar capital, dando un respiro financiero al deudor.

Es importante tener en cuenta que, aunque la renegociación puede ofrecer un alivio inmediato, en muchos casos implica el pago de mayores intereses a largo plazo, debido a la extensión del contrato. Sin embargo, si la capacidad económica del deudor lo permite, esta sigue siendo una opción viable para evitar el impago y el ingreso en listas de morosos como ASNEF, lo que afectaría su acceso a futuros créditos.

Condonación de la deuda

La condonación de una deuda es una alternativa menos frecuente, pero posible en casos de insolvencia demostrada. Esta opción se aplica cuando el deudor no solo ha dejado de pagar, sino que no cuenta con bienes ni ingresos suficientes para responder ante sus obligaciones. En estos casos, el banco o la entidad financiera puede considerar que es más conveniente perdonar una parte o la totalidad de la deuda en lugar de iniciar un proceso judicial largo y costoso, del cual podría no recuperar nada.

La condonación total es excepcional y suele concederse solo en situaciones extremas, pero existe una variante más común: la quita de la deuda. Esta consiste en una negociación donde el acreedor acepta reducir el monto adeudado para facilitar el pago. En este escenario, el banco renuncia a cobrar los intereses y una parte de la deuda principal con el objetivo de recuperar al menos una fracción del préstamo concedido.

Aunque la condonación puede parecer una solución ideal, es importante considerar que este proceso deja una marca en el historial crediticio del deudor, lo que dificultará la obtención de futuros préstamos o financiamientos. Por ello, antes de buscar esta opción, es recomendable analizar otras alternativas menos restrictivas.

Dación en pago

La dación en pago es una estrategia que permite saldar una deuda entregando un bien al acreedor en lugar de dinero. Es una opción especialmente común en deudas hipotecarias, donde el deudor puede ceder la propiedad al banco para cancelar el importe pendiente del préstamo.

A diferencia de otras fórmulas de liquidación, en la dación en pago se pierde la titularidad del bien, pero a cambio se elimina completamente la deuda, evitando embargos y posibles reclamaciones judiciales. Este mecanismo tiene la ventaja de ser más rápido y menos costoso que un proceso de ejecución hipotecaria o una subasta judicial, permitiendo al deudor salir de la situación con mayor facilidad.

Sin embargo, no todas las entidades financieras aceptan la dación en pago. Para que sea viable, deben cumplirse ciertos requisitos, como que el bien no tenga cargas adicionales o que el banco considere que la propiedad tiene un valor suficiente para cubrir la deuda.

Reunificación de deudas

Cuando una persona tiene varios préstamos o compromisos financieros con diferentes entidades, puede resultar difícil administrarlos y cumplir con los pagos a tiempo. La reunificación de deudas permite concentrar todos los compromisos en un solo préstamo, con una única cuota mensual y un nuevo plazo de pago.

Este mecanismo facilita la gestión financiera y, en algunos casos, reduce la cuota mensual, lo que puede ayudar a aliviar la presión económica del deudor. No obstante, hay que tener cuidado con las condiciones que se firman, ya que muchas veces la reducción de la cuota se logra aumentando el tiempo de pago y los intereses totales, lo que puede hacer que, a largo plazo, la deuda termine siendo más costosa.

Por ello, antes de optar por una reunificación de deudas, es recomendable analizar bien las condiciones del nuevo préstamo y asegurarse de que no sea una solución que genere más problemas en el futuro.

Préstamo hipotecario como solución a la deuda

Cuando un deudor no puede hacer frente a sus compromisos financieros con sus ingresos habituales, los acreedores pueden exigir la ejecución de sus bienes, y la vivienda suele ser el activo más afectado en estos casos. Para evitar una ejecución forzosa, algunos optan por solicitar un préstamo hipotecario que les permita saldar la deuda a cambio de ofrecer su propiedad como garantía.

Esta alternativa puede dar un margen de maniobra, ya que el préstamo suele conceder un plazo de un año para cancelar la deuda antes de que la entidad financiera inicie acciones legales. Sin embargo, es una opción de alto riesgo, ya que, en caso de impago, el deudor perdería la vivienda y quedaría sin recursos.

Dado el peligro de esta solución, lo más recomendable es contar con la asesoría de un especialista en derecho financiero, quien podrá evaluar si esta medida es viable y negociar condiciones más favorables con el acreedor.

Préstamo personal para pagar deudas

Solicitar un préstamo personal para liquidar una deuda pendiente puede parecer una solución rápida, pero en muchos casos puede agravar aún más la situación financiera. Este método consiste en adquirir un nuevo crédito para cubrir los compromisos anteriores, lo que en la práctica significa sustituir una deuda por otra.

El problema de esta estrategia es que, si el deudor ya está en una situación económica difícil, es probable que los intereses del nuevo préstamo sean más altos, lo que aumentará el coste total de la deuda. Además, si la persona no cuenta con estabilidad financiera o ingresos suficientes, podría volver a caer en impagos y terminar en una situación aún peor.

Si se opta por esta alternativa, es fundamental analizar las condiciones del préstamo y asegurarse de que la nueva deuda sea manejable. En algunos casos, los préstamos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) pueden ofrecer mejores condiciones que los créditos tradicionales, pero es crucial evitar productos financieros con intereses abusivos o cláusulas ocultas.

Ley de Segunda Oportunidad

Cuando ninguna de las opciones anteriores funciona o no es viable, la Ley de Segunda Oportunidad se convierte en la última alternativa para aquellos que se encuentran en una situación de insolvencia total. Este mecanismo legal permite a personas físicas, autónomos e incluso algunas empresas cancelar parte o la totalidad de sus deudas a través de un proceso judicial.

Este procedimiento se divide en dos fases. En primer lugar, se intenta alcanzar un acuerdo extrajudicial de pagos con los acreedores, lo que puede incluir quitas y reestructuraciones de deuda. Si no se llega a un acuerdo, se puede solicitar el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho (BEPI), que permite eliminar completamente las deudas si se cumplen ciertos requisitos.

La Ley de Segunda Oportunidad es una herramienta poderosa, pero también conlleva consecuencias, como la pérdida de bienes en algunos casos y la imposibilidad de acceder a nuevos créditos durante un tiempo. Sin embargo, para quienes han agotado todas las alternativas y no pueden salir de la insolvencia, representa una forma de empezar de nuevo con una vida financiera libre de deudas.

En conclusión, hay muchas maneras de hacerle frente a una situación económica compleja. La que se escoja dependerá de las condiciones en las que se encuentre el deudor, y por ello es recomendable contar con una buena asesoría, para no caer en nuevas deudas con la esperanza de saldar las anteriores. Si la insolvencia es total, la Ley de la Segunda Oportunidad es una excelente forma de comenzar nuevamente la vida financiera. Si deseas una asesoría, nosotros podemos ayudarte, para que tomes las mejores decisiones.

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 3.9 / 5. Recuento de votos: 27

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

¡Siento que este contenido no te haya sido útil!

¡Déjame mejorar este contenido!

Dime, ¿cómo puedo mejorar este contenido?