"Entérate en este post de las ventajas e inconvenientes que tienen la refinanciación y la renegociación de deuda para tomar la mejor decisión para tus intereses."
20 marzo 2023
Asociación Española de Afectados por la Deuda
Asociación Española de Afectados por la Deuda

Somos una asociación sin ánimo de lucro que ofrecemos información gratuita a las personas afectadas por sobreendeudamiento, embargos y/o subastas.

¿Tienes una deuda por pagar? A lo mejor puedes llegar a un acuerdo con tu entidad bancaria. Pero, ¿refinanciar o negociar? Aquí te explicaremos cuáles son los pros y contras de la refinanciación de la deuda y la renegociación de deuda, así como  cuál deberías elegir.

Suelen ser términos que se confunden, dado que tienen finalidades similares. Pero, en la práctica, sus diferencias son bastante considerables.

¿Qué es la renegociación de deuda?

Por su nombre, ya podrás sospechar de qué se trata. Aquí se tiene como objetivo la obtención de nuevas condiciones de la deuda, que pueden ser en cuanto a plazos de devolución, cuotas, intereses, etc.

Ahora bien, ¿por qué alguien acudiría a la renegociación? Este mecanismo es utilizado cuando un deudor rebaja la capacidad de pagar bajo las condiciones del crédito inicialmente planteado, debido a la pérdida de su capacidad financiera, por cualquier motivo (paro, accidente laboral, enfermedad…).

Cuando el titular de la deuda no se encuentre en condiciones de responder adecuadamente al crédito, debe plantearse la posibilidad de renegociar las condiciones del préstamo. Por ello, puede solicitar que le sean extendidos los plazos de pago o que las cuotas sean de una cuantía menor.

Generalmente, la renegociación se usa para deudas que no tengan una morosidad de más de tres meses, ya que, a partir de esta fecha, es posible que se adelanten procesos judiciales en contra del deudor.

Las entidades crediticias pueden ser flexibles a este tipo de acuerdo, ya que es mucho más económico (¡y rentable!) para ellas obtener el pago, aunque dilatado, que iniciar todo un proceso judicial para reclamar. No son pocos los casos donde la demanda sale mucho más costosa que la misma deuda.

Por último, pero no menos importante, la renegociación de una deuda implica que se genere un nuevo contrato, donde se especifiquen las nuevas condiciones del pago.

¿Y la refinanciación?

No te confundas, ¡no es lo mismo que la renegociación! La refinanciación se basa en  asumir un crédito totalmente nuevo, que reemplaza al anterior. Algo así como pagar el crédito anterior con un nuevo préstamo.

Pero, ¡cuidado! Este mecanismo puede llevar a que las cuotas se amplíen, ya que el nuevo préstamo puede ser por un valor más elevado. Es importante asesorarse para obtener una refinanciación que realmente disminuya los intereses.

Uno de los aspectos que resulta llamativo de la refinanciación es que puede otorgar mayor liquidez y capacidad. Pero realmente se debe tener precaución con esto, ya que puede resultar en una insolvencia el día de mañana, al no tener cómo pagar la deuda. 

Requisitos para refinanciar deudas

Como mencionamos, en la refinanciación se obtiene, básicamente, un nuevo crédito. Por ello, se necesita primero un acreedor que asuma este nuevo desembolso.

Por lo tanto, el requisito fundamental para obtener una refinanciación es que este nuevo prestamista pueda evaluar, y aceptar, toda la situación del deudor. Principalmente, el riesgo económico al que se encuentra expuesto y la capacidad de pago que tiene.

Es mucho más viable obtener una refinanciación si el solicitante posee bienes. Con ello, se puede lograr una deuda garantizada,que posea un respaldo en caso de que el deudor no cumpla con sus obligaciones.

Es bien sabido que el respaldo más común suele ser la vivienda. Para obtener una refinanciación hipotecaria, la propiedad no debe estar en subasta y el plazo de amortización puede elevarse hasta los 40 años. 

Ventajas e inconvenientes de ambos procesos

Sabemos que todo en la vida tiene dos caras, como si se tratase de una moneda. Con la renegociación y la refinanciación es igual, ya que cada una presenta unas ventajas y desventajas.

Para el caso de la renegociación, su punto fuerte es que permite llegar a un acuerdo con el acreedor sin caer  en la morosidad. Se pueden obtener plazos más acordes a la realidad financiera del deudor.

Pero su principal inconveniente es que los intereses crecerán de manera exponencial, especialmente si se negocian cuotas muy inferiores a las pactadas  inicialmente.

Por su parte, la refinanciación brinda la ventaja de tener un mayor plazo para devolver el dinero, obteniendo liquidez y mayor crédito. En otras palabras, la amortización puede ser adaptada a las condiciones que tenga el deudor.

Así mismo, la refinanciación hace que el deudor evite caer en las listas de morosos o ficheros de deudores con mala calificación, por lo que el historial crediticio queda intacto y sin manchas.  

Entre los inconvenientes de este método encontramos que, al extenderse los plazos de devolución, el beneficio que saca la entidad crediticia es mayor. Incluso, puede darse el caso de que el pago total de intereses sea mucho más alto que el del primer crédito tomado.

También es importante ver que un grave inconveniente de refinanciar constantemente los créditos es que se sobrepase la capacidad de respuesta financiera. ¡Llegar a la insolvencia así es muy probable!

Alternativa a la renegociación y la refinanciación: Ley de Segunda Oportunidad

Si las deudas están ahogando las finanzas personales, no hay que buscar más opciones: la Ley de la Segunda Oportunidad es el camino más idóneo para acabar con esos montos que resultan imposibles de pagar.

Esta ley provee las herramientas necesarias para hacer negociaciones con los acreedores, con la ventaja de que los intereses quedan congelados desde el momento en que el deudor es admitido en el proceso.

Por lo anterior, estar dentro de la Ley de la Segunda Oportunidad es tener una ventaja muy considerable a la hora de acordar nuevas formas de pago.

En síntesis, la renegociación y refinanciación son métodos usados para abordar los casos de deudas, y más aún si se tiene una insolvencia inminente. Si bien estos mecanismos pueden ser de ayuda, la elección idónea para hacer una reestructuración de dinero no pagado es la Ley de la Segunda Oportunidad, ya que permite que el deudor juegue con ventajas, como el hecho de detener los intereses y conservar su patrimonio.

No hay que dudar en cuál es la mejor opción: te podemos ayudar a ingresar a un proceso de Ley de Segunda Oportunidad, con todos los beneficios y garantías. 

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