"Dentro de una empresa en situación de insolvencia, la figura del concurso de acreedores, intenta resguardar el patrimonio, con el fin de retomar las riendas financieras."
04 enero 2022
Asociación Española de Afectados por la Deuda
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Muchas empresas y personas encuentran dificultad, mes a mes, para hacer frente a sus obligaciones financieras: el pago a trabajadores, bancos, materias primas e impuestos puede hacerlos entrar en saldos negativos, llevándolos rápidamente a una situación de insolvencia.

Ante tal panorama, y para mitigar la crisis, existe la figura del concurso de acreedores, donde se intenta resguardar el patrimonio empresarial y personal, con el fin de retomar las riendas financieras ante un riesgo inminente de insolvencia total. Aquí te explicaremos de qué se trata este procedimiento y cómo puede ayudar a las empresas o personas a resolver la situación económica de morosidad excesiva.

¿Qué es un concurso de acreedores?

Se trata de una figura jurídica a la cual se pueden acoger empresas o personas naturales para solucionar sus problemas de insolvencia o morosidad excesiva y reiterativa en el pago a instituciones bancarias, proveedores, empleados, y accionistas.

Este proceso permite que los deudores, jurídicos o naturales, puedan liquidar las deudas con varios acreedores, sin sufrir del cobro en exceso por parte de uno de ellos. Dicho de otra forma, el concurso de acreedores permite que haya un orden, establecido por ley, para eliminar las deudas, en donde se garantiza que el primero en cobrar no afecte a los demás acreedores, ni que estos puedan tomar nuevas acciones legales para cobrar.

Generalmente, se da una prioridad a los acreedores de carácter público, siguiendo en orden los empleados, los bancos, y, por último, los accionistas.

Tipos de concurso de acreedores

Se pueden presentar dos casos de concurso de acreedores: el primero, donde el deudor, por voluntad propia, le hace saber a sus acreedores que no puede abordar con puntualidad los pagos, o que está en un riesgo inminente de no poder continuar con la liquidez necesaria para hacerle frente a sus obligaciones crediticias, presentando ante un juez la situación; y el segundo, donde un acreedor, o varios de ellos, denuncian ante un juez mercantil la situación excesiva de morosidad, por lo que se hace una declaración forzosa de concurso de acreedores.

Concurso de acreedores voluntario

Este proceso implica que el deudor tome la iniciativa y se declare en preconcurso o concurso de acreedores, ante un juez mercantil. Aquí es importante reconocer que un profesional en esta área del derecho debe realizar una asesoría previa con el deudor, para que se determine en cuál de las dos fases puede encontrarse.

En la etapa pre concursal, se pueden renegociar varias de las deudas, con quitas, o plazos razonables de acuerdo a la capacidad del deudor.

En la etapa concursal se entra al proceso común, donde se imponen las limitaciones y acuerdos para deudores y acreedores, como explicaremos más adelante.

Concurso de acreedores forzoso

Cuando los acreedores no han podido reclamar lo que les corresponde por mutuo acuerdo, o cuando los impagos se hacen recurrentes y reiterativos, son éstos quienes presentan un concurso de acreedores contra el deudor.

Normalmente, esto ocurre cuando no hay acuerdos pre concursales, por lo que la situación pasa a los niveles judiciales, y se deben realizar los cobros por vía legal con la liquidación del patrimonio del deudor.

¿Quién puede declararse en concurso de acreedores?

Aunque mayoritariamente son las empresas quienes hacen uso de esta situación jurídica, como se mencionó anteriormente, también personas naturales pueden declararse en concurso de acreedores, dada sus condiciones de insolvencia.

La razón por la cual es una figura que se usa fundamentalmente para empresas, es porque con ello se busca proteger el impacto social que puede generar la quiebra de una industria o comercio, ya que de esta dependen empleados y toda una cadena productiva.

Las empresas o negocios que lleven dos meses consecutivos con problemas de pagos de nóminas, o pagos a proveedores, bancos, y demás, pueden ser candidatos a presentar un concurso de acreedores.

También pueden acogerse a esta medida las compañías y sociedades que, al no contar con recursos propios, deban recurrir constantemente al endeudamiento para cubrir sus gastos operativos mensuales, ya que esta situación generará, a mediano o largo plazo, intereses que derivarán en la insolvencia.

¿Cómo se inicia un concurso de acreedores?

El primer paso es presentar la situación ante un juez mercantil, ya bien sea de forma voluntaria por el deudor, o por alguno de los acreedores.

Lo siguiente es presentar una situación global de la empresa, o de la situación económica, donde se incluya un inventario de los bienes y patrimonio. Aquí también se debe anexar una lista de los acreedores.

Una vez realizado lo anterior se entra a la fase común, que impone medidas al deudor, limitando su capacidad de administrar su patrimonio, y limita también a los acreedores, evitando nuevas demandas de cobro.

Si el proceso continúa sin interrupciones, y si los acreedores no renuncian voluntariamente a sus derechos, se entra a la fase de resolución, donde se inician los acuerdos. Es importante recalcar que, en este punto, se protege la identidad del deudor, para evitar los juicios de la opinión pública.

Si los acuerdos no prosperan, se pasa a la una etapa de liquidación, que es la más drástica del proceso, donde se venden los bienes del deudor, para saldar con ello la mayor cantidad de deuda posible.

¿Cuánto tiempo se tarda en resolver un concurso de acreedores?

Este proceso puede variar, dependiendo de las condiciones en las que se dé. Por ejemplo, en una situación normal, se tarda sólo algunos meses. Pero si, por ejemplo, ocurre un evento inesperado, como que el deudor incumpla alguno de los parámetros, u obtenga propiedades en un plazo menor a cinco años, se puede reabrir el proceso.

Qué pasa después de un concurso de acreedores

Una vez se han liquidado las deudas, se procede a una calificación del proceso, que tiene carácter jurídico, y que puede determinar si la situación fue fortuita, o culposa.

En el primer caso, no hay consecuencias más allá de determinar el proceso como una situación que simplemente ocurrió, pero para el segundo caso, sí hay efectos perjudiciales: los declarados como implicados de culpa pueden ser inhabilitados para administrar patrimonios y bienes, e incluso, se les pueden aplicar indemnizaciones más allá del proceso concursal.

En conclusión, el concurso de acreedores es una opción viable para empresas y sociedades que deseen tener una alternativa para hacerle frente a múltiples acreedores cuando no cuentan con los recursos propios para hacerlo, y presentan una insolvencia total o inminente. Pero, para evitar sorpresas con las fases de renegociación y liquidación, lo primordial es contar con la asesoría de un profesional. Recuerda que nosotros podemos ayudarte si tienes dudas en materia de insolvencia.

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